
U
na nunca sabe cómo empezar un dibujo, es una mezcla de intuición y azar. Tampoco sabes cómo terminará, a veces te satisface el resultado, la mayoria, te abate.

Quién más quien menos te dice algo acerca de ellos...
lo más desolador es cuando no se pronuncian o te dicen:
- y eso, ¿para qué?

Y sin embargo, sigues con la misma ilusión, aunque a veces también te hagas esa pregunta.
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